Entre autónomos que empiezan una actividad, o que la hacen muy puntualmente, o con ingresos muy reducidos, se ha puesto de moda facturar a través de una cooperativa. No parece que sea del todo legal, pero se usa. Tampoco te va a salir gratis, se llevan un buen porcentaje.
Las ventajas que ofrecen las cooperativas de trabajo asociado a la hora de facturar a través de ellas no son muy conocidas y lo primero que debes saber es que los miembros de las cooperativas de trabajo asociado son socios y al mismo tiempo trabajadores de la cooperativa.
Como socio de la cooperativa de trabajo asociado eres un trabajador y no un profesional independiente y obtendrás una nómina por el importe de las facturas. La facturación la gestiona la propia cooperativa y al terminar el trabajo, te abonan tu parte por medio de una nómina en la que te descuentan los costes que tengan la cooperativa y los impuestos. La sociedad cooperativa es la que se encarga de gestionar el alta y la baja para los días que estés trabajando con el proyecto. TU CLIENTE RECIBIRÁ UNA FACTURA DE LA COOPERATIVA Y NO TUYA.
Otra cosa a tener en cuenta es que esa nómina no se te pagará hasta que el cliente haya pagado la factura. A pesar de que factures a través de la cooperativa, como si fueras un autónomo, tienes que gestionar cada factura a través de la cooperativa con cada uno de los clientes.
Por esto, esta forma de asociación es usada frecuentemente por profesionales a los que no les compensa darse de alta como autónomo de forma habitual porque no facturan mucho y lo hacen además de forma puntual y no recurrente.
También es muy usada en trabajos audiovisuales, traductores, periodistas o en el sector de la hostelería, que suelen desempeñar actividades temporales y no continuas a lo largo del año.
Ya existen cooperativas para que puedas apuntarte hoy mismo sin tener que buscar varios amigos para formarla. No obstante su legalidad esta en entredicho, si sólo se usan para facturar. Desaconsejamos esta opción. Por ejemplo, un socio de la cooperativa, pagaría:
- Una cuota de socio.
- Los costes de la Seguridad Social por lo días que estuvo trabajando.
- Un 2% de IRPF, que es lo que está establecido para los ingresos con menos de 11.700 euros al año.
- Gastos de gestión.
- Porcentaje por Impuesto de sociedades.
Facturando a través de estas cooperativas tienes que soportar impuestos y gastos pero todo ello, para trabajos puntuales. Por ejemplo, para una factura de 1.000 euros, la cooperativa suele “retener” por los conceptos expuestos anteriormente unos 300€.
Uno de los inconvenientes de las cooperativas es el IRPF. Si eres autónomo y tienes ingresos bajos, tus retenciones serán devueltas. Pero en la cooperativa, lo que pagues de Impuestos de la cooperativa, comisión y cuota socio no te lo devolverá hacienda.
La opción de facturar a través de una cooperativa puede tener sentido para facturaciones muy puntuales y pequeñas. Tal vez al inicio de un negocio como freelance o trabajos puntuales. Pero no tienes la seguridad que sea del todo legal.